Los participantes de los mercados de capitales, principalmente reguladores, inversionistas, administradores de empresas, directorios, comités de auditoría y auditores, están trabajando en un mundo donde todos tienen un rol y esos roles incluyen la supervisión en forma de frenos y contrapesos.
Además, los estados financieros auditados no solo han servido para impulsar la actividad económica durante siglos, sino que también han sido parte de los cimientos de los mercados financieros durante casi cien años. Incluso antes de que los reguladores exigieran auditorías de los estados financieros de las empresas que cotizaban en bolsa, estas sometían sus estados financieros a una auditoría independiente ¿Por qué? Porque los inversores y otras partes interesadas lo exigían.
La independencia sustenta la credibilidad de la auditoría. Es fundamental que los intereses del auditor externo que proporciona una opinión sobre la razonabilidad de los estados financieros de una empresa sean independientes, objetivos, libres e imparciales.
El auditor externo posee vastos conocimientos de auditoría y contabilidad que utiliza para analizar la información financiera. En adición, ejecuta su labor adhiriéndose al escepticismo profesional, para garantizar la confianza de su trabajo.
La publicación de los informes de auditoría y el público conocimiento de los estados financieros, fortalecen la transparencia de las empresas y despejan posibles ambigüedades sobre sus operaciones.